Cuando los perros se relacionan entre ellos sin intervención humana de por medio, la tónica general es la calma y la tranquilidad dentro del grupo. Entre ellos saben comunicarse, tienen las mismas necesidades y viven en función de ellas, se nutren de su entorno y aprenden cual es su lugar dentro de él. Son capaces de anteponer las necesidades del grupo a las suyas propias para que el engranaje social funcione como un reloj suizo. Los pilares principales son la colaboración y el respeto. Esto cambia cuando intervienen las personas. ¿Por qué ocurre esto?. Las causas varían en función del tipo de relación entre el perro y su referente human@. Subestimar al perro, no saber comunicarnos con ellos, intereses personales, utilización de herramientas inapropiadas y un largo etcétera son sólo algunas de ellas.
Mi objetivo es que podamos cambiar la visión que tenemos de nuestros perros para poder lograr esa convivencia gratificante y armoniosa que todos queremos y poder disfrutar de un verdadero amigo.
Respetémosles y hagamos un esfuerzo por entenderles..."se lo merecen".


jueves, 8 de junio de 2017

Una vida entre perros


Creo que no ha pasado un solo día de mi vida sin uno o varios perros a mi lado. Incluso cuando nací ya había un enorme mestizo de padres desconocidos junto a mi cunita. Se llamaba “Manolo”… bonito nombre ¿no?. Una cosa para mí realmente importante, ahora que ha pasado tanto tiempo, es saber que jamás mi abuelo “le enseñó” nada al “perrito”. Yo y mi hermana le dábamos motivos todos los días para que se cabreara con nosotros. Le tirábamos de las orejas, nos subíamos encima de él, nos metíamos dentro de su caseta a dormir (con él o sin él). No tengo un solo recuerdo de algún mal gesto del animal. Lo que si tengo grabada de mi infancia en mi mente es una imagen. Estoy durmiendo en un lugar oscuro pero al mismo tiempo totalmente seguro y confortable, la caseta del perro y al despertar lo que veo es a “Manolo” sobre sus cuatro patas. Imponente, majestuoso, ¿vigilante?... En cuanto me moví se giró hacia mí y metió su enorme cabeza dentro del cubil.
El siguiente paso fue un lametón húmedo por toda mi cara. Esa sensación de cariño y amor sincero hacia mí, no la podré olvidar nunca. Han pasado muchos años desde entonces. Los perros son mi vida y volviendo la mirada hacia atrás en el tiempo reflexiono sobre cómo han cambiado las cosas en lo que respecta a las diferentes relaciones con nuestros perros. Yo también he cambiado mucho en estos años. Veo a los perros de una manera muy diferente que cuando era un niño. Mucha información a través de libros, seminarios de diferentes ponentes y cursos de educación canina han contribuido a que así sea pero lo que más me ha hecho cambiar mi visión de estos animales es, sin ninguna duda, tantas y tantas horas observándolos intentando siempre no juzgar lo que hacen en cada momento. Llega un momento que se interioriza simplemente el observar por el mero placer de hacerlo. Es así como realmente podemos llegar a entender a los perros y aprender sus códigos de comunicación y sus diferentes conductas para poder “hablar” con ellos de la mejor manera posible. Me he forjado un criterio propio de lo que es realmente un perro. Convivir con uno o varios perros e implicarse seriamente con ellos te hace verlos como realmente son. Ser conscientes de sus  emociones y sentimientos iguales que los nuestros es un paso importante a la hora de relacionarnos con ellos. Esto hace que los veamos con otros ojos. Su sentido de la moralidad, sus miedos, sus inseguridades, los diferentes ciclos de su desarrollo  con sus inquietudes y comportamientos,…etc, aparecen ante nosotros con total claridad y podemos actuar en consecuencia.
Sólo así lograremos algo fundamental en una relación que se precie... Confianza y respeto.

Míchel Merino. Educación canina

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta web